Al día siguiente nos levantamos con la intención de volver al castillo de Peyrepertuse, aunque la niebla seguía presente. De todas maneras probamos suerte porque sabíamos que era el más famoso y tuvimos suerte. Cuando llegamos allí la niebla desaparecía y volvía a aparecer, con lo cual las fotos eran muy buenas (fotos). Está a 800 metros de altitud por encima del pueblo, su primera mención fue en 1050, y fue un castillo cátaro y uno de los "cinco hijos de Carcasona". Es el más grande de los que vimos y mientras bajábamos pudimos ver a lo lejos el castillo de Quéribus, que está a 7 kilómetros en línea recta. El precio reducido para estudiantes fue de 5 euros.
Después fuimos hasta Puilaurens, para ver su castillo (4 euros), que está a 697 metros de altitud. Se hizo mención sobre él por primera vez en el año 958 y fue también uno de los "cinco hijos de Carcasona", de los cuáles sólo nos faltó conocer Termes. A la bajada paramos a tomar una cerveza en Lapradelle y en una estación de servicio a comer. A continuación fuimos a Puivert, y a su castillo cátaro del siglo XII que está a 605 metros de altitud sobre una llanura muy verde. En esta ocasión subimos hasta la entrada pero no pasamos porque no quedaba mucho tiempo.
La última visita del día fue al castillo cátaro de Montségur, que está a 1208 metros de altitud y que es el más cansado de ascender (foto). Durante todo el viaje estuvimos pendientes de las subidas a los castillos porque habíamos leído que eran peligrosas y duras, pero a todos los sitios que subimos no pasaron de 30 minutos, siempre teniendo en cuenta que se dispone de una mínima forma física, en caso contrario un poco más de tiempo, pero nada peligrosos con las debidas precauciones. Por dentro está vacío y no hay mucho que ver, aunque las vistas de los alrededores son increibles. Aquí en 1244 200 cátaros rehusaron el catolicismo y fueron quemados donde ahora hay una estela conmemorativa. Después de verlo bajamos al pueblo a ver el museo cátaro y a dar una vuelta antes de irnos al hotel en Saint Pierre de Riviere. Para cenar fuimos hasta Foix, aunque casi todo estaba cerrado.
Al día siguiente nos levantamos con la intención de volver al castillo de Peyrepertuse, aunque la niebla seguía presente. De todas maneras probamos suerte porque sabíamos que era el más famoso y tuvimos suerte. Cuando llegamos allí la niebla desaparecía y volvía a aparecer, con lo cual las fotos eran muy buenas (fotos). Está a 800 metros de altitud por encima del pueblo, su primera mención fue en 1050, y fue un castillo cátaro y uno de los "cinco hijos de Carcasona". Es el más grande de los que vimos y mientras bajábamos pudimos ver a lo lejos el castillo de Quéribus, que está a 7 kilómetros en línea recta. El precio reducido para estudiantes fue de 5 euros.
Después fuimos hasta Puilaurens, para ver su castillo (4 euros), que está a 697 metros de altitud. Se hizo mención sobre él por primera vez en el año 958 y fue también uno de los "cinco hijos de Carcasona", de los cuáles sólo nos faltó conocer Termes. A la bajada paramos a tomar una cerveza en Lapradelle y en una estación de servicio a comer. A continuación fuimos a Puivert, y a su castillo cátaro del siglo XII que está a 605 metros de altitud sobre una llanura muy verde. En esta ocasión subimos hasta la entrada pero no pasamos porque no quedaba mucho tiempo. 
La última visita del día fue al castillo cátaro de Montségur, que está a 1208 metros de altitud y que es el más cansado de ascender (foto). Durante todo el viaje estuvimos pendientes de las subidas a los castillos porque habíamos leído que eran peligrosas y duras, pero a todos los sitios que subimos no pasaron de 30 minutos, siempre teniendo en cuenta que se dispone de una mínima forma física, en caso contrario un poco más de tiempo, pero nada peligrosos con las debidas precauciones. Por dentro está vacío y no hay mucho que ver, aunque las vistas de los alrededores son increibles. Aquí en 1244 200 cátaros rehusaron el catolicismo y fueron quemados donde ahora hay una estela conmemorativa. Después de verlo bajamos al pueblo a ver el museo cátaro y a dar una vuelta antes de irnos al hotel en Saint Pierre de Riviere. Para cenar fuimos hasta Foix, aunque casi todo estaba cerrado.
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