domingo, 22 de noviembre de 2009

Croacia

En mi último día de curso salí antes para coger el tren que me llevaba a Trieste, donde tenía que esperar el bus que iba a Pula (10,75 euros hasta Rovinj). Tuve que pasar dos controles fronterizos, en el primero el policía me dijo: "Ah! Racing" y en el segundo miró el pasaporte y mi cara unas 6 veces, me pidió otra identificación, volvió a mirar un par de veces más y se fue... Me vinieron a buscar a Rovinj, que es un pueblo pequeño (13.562 hab.) junto a la costa, situado en una pequeña colina que culmina con su catedral, St. Euphemia. Es muy agradable pasear por el casco viejo, ver el arco de Balbi de 1680 y el puerto, que ahora está vacio y que en verano es de suponer que está lleno. Después fuimos hasta Pazin, que es el centro administrativo y geográfico de la región de Istria. No es tampoco muy grande, 9.227 habitantes, pero su historia se remonta al siglo X y posee un castillo sobre el rio, el Montecuccoli, en donde está ambientada la obra de Julio Verne, Mathias Sandorf. Desde allí se puede ir hasta la cueva del Foiba y al puente desde donde hacen puenting. También estuvimos en un concierto benéfico de Klape, con canciones típicas de la región que fue de lo mejor del viaje. Para cenar pude degustar una sopa con Parenčići y un postre exquisito, el Štrudla que ya conocía del viaje a Eslovenia.

Al día siguiente, terminé mi comic de Vampyr y fuimos hasta la zona de Učka, donde está la montaña más alta de la región, Vojak (1396 metros). Las vistas desde la torre eran increibles, teníamos debajo un mar de nubes que contrastaba con el color del cielo y de la vegetación (foto). Después de un buen rato en la cima, salimos de la región de Istria para llegar a Rijeka. Después de comer un poco fuimos hasta la parte alta de la ciudad, Trsat, donde está la iglesia de Nuestra Señora de Trsat, la estatua de Juan Pablo II y el castillo, que tiene unas vistas formidables de toda la ciudad (foto). Después de bajar dimos una vuelta por el centro, que es más moderno, y fuimos en autobus hasta el estadio. Nos confundimos de hora y mientras esperabamos dimos una vuelta por la costa y fuimos a la piscina de la ciudad para ver unos entrenamientos de natación sincronizada. Una vez terminado el partido vimos el teatro, y el ambiente nocturno (foto) antes de ir a cenar makaruni con jamón, setas y las muy deseadas trufas.

El domingo dimos una vuelta por el pueblo y después fuimos a Gračišće. Es bastante pequeño con apenas 1.433 habitantes pero repleto de casas del siglo XV e iglesias cada dos pasos, como la Majka Božja o la de St. Euphemia. Después de comer y de camino a la estación de Trieste paramos en varios sitios, el primero en la cascada de Zarečki krov, que está cerca de Pazin. Yo tenía ganas de parar en el único Patrimonio de la Humanidad de Istria, la Basílica Eufrásica de Poreč y fuimos para allá. Poreč es pequeño, unos 17.460 habitantes, pero es bastante bonito y con una historia muy rica. Mantiene todavía una estructura romana con sus calles, una plaza y dos templos de esa época pero, sin duda lo más destacado fue la Basílica. Está repleta de tumbas en su interior, restos bizantinos y por supuesto de magníficos mosaicos (foto). Antes de salir del país fuimos a Grožnjan, que tan sólo tiene 785 habitantes pero que es famoso por acoger cursos y conciertos musicales en verano, a parte de por ser un pueblo que conserva su estructura medieval en casas e iglesias (S. Vito). En definitiva un fin de semana perfecto en el que me sentí mejor que en mi propia casa.

1 comentario:

  1. Pero Angelín cuéntanos algo más hombre! a ver si nos actualizas con Diciembre :D

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