domingo, 1 de noviembre de 2009

Padua, Vicenza y Verona

El viernes llegué desde Madrid hasta el aeropuerto de Venecia y de ahí hasta mi nueva casa en Padua. Es una ciudad pequeña, de unos 212.726 habitantes, pero con una arquitectura típica italiana. Me di una vuelta por los alrededores, tomamos algo y al día siguiente fuimos conociendo poco a poco la ciudad. Hay muchos lugares de interés, entre ellos conocí Prato della Valle (foto), una plaza enorme donde los sábados hay un mercado que la ocupa entera y que está repleta de estatuas, la Basílica de San Antonio, patrón de la ciudad que también es enorme, el Palazzo della Ragione, sede del gobierno en la Edad Media, que separa las preciosas plazas delle Erbe (foto), della Frutta y dei Signori.

Por la noche quedamos con unas voluntarias de la asociación que se encarga de nuestra beca y nos enseñaron un poco más la ciudad, como las librerías, bares, plazas, wifis o bibliotecas. Antes de las nueve volvimos a casa porque los autobuses después de esa hora ya no circulan y sin bici hay que andar bastante. Me han dicho que trabajaré en la Universidad, que es una de las más antiguas de Europa, fundada en 1222 y que además es una de las que más alumnos tiene en el país. Algunos científicos famosos que han pasado por ella son Galileo Galilei o William Harvey...

El domingo me levanté pronto para coger el tren hasta Vicenza y poder unirme después al resto en la visita a Verona. Vicenza es bastante pequeña, 113.946 habitantes, y se recorre facilmente en unas horas. La llaman la "ciudad de Palladio", que era un famoso arquitecto que creó todo tipo de maravillosas obras (23) en la ciudad, lo que la otorgó el estatus de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Para mi sus creaciones más destacadas fueron el Palazzo della Raggione y el Teatro Olímpico. Otras cosas de interés incluyen la piazza dei Signori, donde se realiza el mercado y el puente Saint Michele (foto). Después de hacer un recorrido tranquilamente por toda la ciudad y por el mercado, me fui hasta el monte Berico desde donde hay unas vistas increibles de toda la ciudad. Me pareció curioso que había muchas iglesias, pero aun así estaban llenas de gente para acudir a Misa.

Después de bajar me fui hasta la estación y cogí el tren que me llevó hasta Verona. Di una vuelta rápida por la ciudad y después me fui al estadio para ver el partido que luego contaré. Después volví al centro y conocí el resto de la ciudad, que tiene 265.083 habitantes y también es Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. La visita a la ciudad de noche la hace aun más especial ya que está todo muy iluminado y crea un ambiente único. Para mi lo más destacado fue el Arena, que es uno de los mayores anfitreatros romanos del mundo, el Castelvecchio y sus vistas (foto), el balcón de Julieta (foto) y como en todas las ciudades italianas las plazas delle erbe y la dei Signori que son realmente espectaculares. Una vez terminada la ruta volvimos a la estación y pagamos 5 euros por la vuelta hasta Pádova.

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