jueves, 27 de junio de 2013

Centro de Croacia

La primera parada del viaje fue en Bakar, ciudad industrial al borde del mar que a pesar de eso no está tan mal, siendo un pueblo tranquilo. Lo mejor del viaje de ida fue la carretera, espectacular, pasando por muchos pequeños pueblos pescadores. Entre estos paramos en Senj, que tiene en lo alto de una colina al fuerte Nehaj terminado en 1558 y hicimos foto de Karlobag, y paramos en Tribanj, otro pequeño pueblo pesquero. Para terminar paramos en Starigrad donde comenzaba la carrera que discurría al día siguiente por el parque nacional de Paklenica. Nos inscribimos y cenamos. Tras la prueba, fuimos al aeropuerto de Zadar y a conocer la ciudad. Era tranquila y a pesar de no tener muchas cosas era bonita. Me llamó la atención el órgano que han creado en el paseo marítimo con música creada por el mar. 

A las 7:30 ya estábamos en el ferry para ir a Preko que era bastante turístico. Allí vimos la pequeña isla de Galevac, donde hay un monasterio, y cogimos el coche para recorrer la isla de Ugljan. Paramos en el último pueblo, Ugljan, fuimos a Lukoran, donde vimos la costa y la gente bañándose, subimos a Mihovil, el punto más alto de la isla y de allí a Kali donde nos bañamos y comimos. Cruzamos después a la isla de Pasman, que fue más decepcionante. Nevidane no tenía nada, ni Khon, donde cogimos el ferry para ir a Biograd Na Moru. Cuando llegamos a esta, estaba llena de gente porque había muchísimas atracciones para niños y mayores, albergue, bares, etc. De allí fuimos a Sibenik, Patrimonio de la Humanidad por su catedral. La ciudad es muy bonita desde la parte baja hasta la alta, con calles estrechas y bien cuidadas. Comí fritule (buñuelos), Cevapcici (carne) y medica (chupito).

Al día siguiente hice fotos al pasar por Grebastica, y paramos en Primosten (foto), pequeño pueblo situado en una península repleta de casas en un ambiente tranquilo, aunque fuimos a primera hora y tiene pinta de ser muy muy turística. Llegamos a Trogir, una pequeña población turística con un aspecto medieval que está muy bien cuidada. Es Patrimonio de la Humanidad y la verdad que merece la pena llegar hasta allí. Antes de llegar a Split paramos en Kastela para ver algún castillo y las vistas desde la carretera de la costa, lo que nos dio una perspectiva asombrosa. Después fuimos a Solin para ver los restos romanos y cristianos en la antigua Salona (foto). Después subimos hasta Klis, pequeño pueblo en la alto de una colina, con un castillo desde donde se puede divisar todo el valle, y por supuesto Split que se encuentra justo debajo. Ya en Split llegamos al alojamiento, que era una casa particular, donde la dueña nos ofreció "domaca opahovica" y "seri", bebidas típicas del país. Vimos lo que queda del palacio de Diocleciano, que es increíble, la costa, y las plazas. Después empezó a llover con fuerza y nos fuimos a cenar a casa.


El último día fuimos hasta el parque nacional de Plitvicka Jezera (foto), también Patrimonio de la Humanidad. Vimos los lagos, las cascadas, los bosques que comprende el parque, y sin duda lo cambio por cualquier cosa de la que había visto anteriormente, realmente magnífico. Por momentos había muchos turistas, pero aun así merece la pena ver el color de sus aguas, sus peces, los colores de las cascadas contra el sol… después llegamos a casa tras una larga travesía y al día siguiente fuimos a otros pequeños pueblos de la zona.





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