Después de lesionarme en un entrenamiento decidí rebajar la distancia de la carrera de 48 a 27 kilómetros. Se trata de una competición con varias distancias, aunque la principal es la de 100 kilómetros, por lo que el resto carecían de información y datos concretos. No sabíamos si necesitaríamos mapa o no, porque decían que con las marcas sería suficiente, aunque nada más llegar vimos que todo el mundo tenía mapa. Tuvimos unos 35 grados aproximadamente y sin avituallamientos durante la carrera, solo una fuente a mitad de camino. Los primeros kilómetros eran por asfalto y cuando empezó la parte pedregosa nos quedamos unos pocos adelante. Sin embargo, los dos chicos que iban los primeros se confundieron, retrocedimos 3 kilómetros y ya habíamos perdido unos 30 minutos con respecto a los que habían ido correctamente. Subí muy bien, y poco a poco remonté hasta estar octavo en el punto intermedio. Iba cuarto en el punto 4, de los 6 que eran, pero al no llevar mapa las marcas no me llevaron al punto 5 y tras el punto 6 volví a perderme. A la llegada fui descalificado, llegando tras 5 horas y media entre los 20 primeros. Pagamos unos 20 euros, y nos dieron pasta el día anterior para cenar. Sin embargo, a la llegada solo había un vaso de agua. El recorrido fue precioso pero la organización horripilante, sin ayudas, sin gente... Terminaron la prueba 74 hombres y 51 mujeres. En la de 12 km. participaron mis compañeros que fueron tercero y sexto en sus categorías.
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