viernes, 25 de septiembre de 2009

Bremen, Osnabrück y Krefeld

Una vez que terminé de ver Hamburgo compré el billete de tren para Weeze, por 82 euros. Por la mañana fui a Bremen, décima ciudad del país en número de habitantes con 548,477 y que es conocida mundialmente por los trotamúsicos (foto). De hecho en el mapa de la ciudad lo primero que vi fue una flecha que te indicaba donde estaban, ya que es lo más visitado. Desde la estación de tren todo recto está la Altstadt, parte vieja de la ciudad donde está la Marktplatz, plaza principal de la ciudad que contiene los lugares más interesantes, como el Ayuntamiento de 1405 y la estatua de Rolando de 1404 que son Patrimonio Mundial de la Humanidad (foto). Además en la plaza hay varias casas antiguas como la Schütting del siglo XVI, la catedral de San Pedro, del siglo XIII o la Liebfrauenkirche, la iglesia más antigua de la ciudad, del siglo XI. Cerca de la plaza hay varias calles famosas por su arquitectura como la Böttcherstraße y la zona de Schnoor, pero la parte del puerto estaba en obras y no se podía ver muy bien. A pesar de la población, el centro de la ciudad es pequeño por lo que se conoce bastante rápido.

Cuando terminé me fui a Osnabrück y nada más llegar comí en uno de los múltiples kebab. La ciudad no es muy grande, 164.000 habitantes, pero tiene varios monumentos de interés como la catedral Dom San Pedro, comenzada en 785 pero destruida y reformada en 1100, las iglesias góticas de Santa María, San Juan o Santa Catarina, el Ayuntamiento también gótico de 1512 (foto), el Palacio, que actualmente es la Universidad de Osnabrück, de 1668, o los restos medievales de las torres y el Heger Tor.

A media tarde y ya de camino a Weeze paré en Krefeld para comer algo y recorrí un poco la ciudad. Tiene 238,031 habitantes pero no tiene tanto interés como las anteriores debido a que la mayoría de los edificios son más modernos y está lleno de galerías y restaurantes. Lo más interante era el castillo Linn pero estaba lejos para ir andando. Después de un rato sin ver nada interesante me fui a cenar y volví al tren para llegar a Weeze. Después de un rato me monté en el último autobus para llegar al aeropuerto, donde dormí antes de salir al día siguiente con rumbo a Valladolid.

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