martes, 22 de septiembre de 2009

Copenhague

Tras dormir en Malmö cogí un tren que atraviesa el puente de Oresund de 7845 metros y que une los países de Suecia y Dinamarca. Una vez allí me paré en Copenhague tras solo 35 minutos y nada más llegar comenzó a llover, por lo que me fue un poco más dificil buscar un sitio donde dormir. Después de unas horas con la mochila a cuestas sin encontrar un sitio abierto o barato llegué a un hostel de la zona centro y encontré habitación por unos 30 euros. Como seguía lloviendo, hice lo de siempre, busqué un museo y a la vuelta de la esquina estaba el Nationalmuseet, donde estuve casi toda la mañana. La forma de cada sala, la cantidad de material y todo el espacio que posee hacen al museo algo increible, pero es imposible verlo en un solo día porque no asimilas toda la información. Sin embargo hay varias obras que merece la pena verlas por lo famosas que son, como el carro solar de Trundholm (foto) o el caldero de Gundestrup (foto). Tras salir del museo fui al palacio de Christiansborg y a Christianshavn, donde comí. Esta zona no tiene nada especial a parte de alguna iglesia donde se puede subir al campanario, o la ciudad libre de Christiania, que es un barrio parcialmente autogobernado de unos 850 residentes, donde historicamente hubo problemas con la policía por temas de drogas.

Después de comer seguí un poco más hasta llegar a la inmensa Ópera, también en Christianshavn, y de allí volví a salir de esta península para conocer el resto de la ciudad. Fui por la costa la mayoría del tiempo viendo entre otras cosas el palacio Amalienborg, residencia de la familia Real, la iglesia de Federico o iglesia de Mármol, el Kastellet, donde está el Servicio de Inteligencia Danés, o la famosa Sirenita (Den lille havfrue, foto). También me encantó la fuente de Gefion de 1908, esta era una diosa a la que el rey Gylfi la prometió toda la tierra que pudiera arar en una noche a lo cual respondió transformando a sus hijos en bueyes, para poder arar más rápido. De vuelta fui al castillo Rosenborg, a sus jardines, a ver alguna iglesia y otra vez al centro para ver el ambiente en la zona del Ayuntamiento (foto) y alrededores. El resto de la tarde me la pasé dando vueltas por la ciudad y disfrutando del ambiente y los canales. También vi por fuera el parque de atracciones Tívoli, que es el punto más visitado de la ciudad, sin embargo lo que más sentí es no poder estar más tiempo y disfrutar de los múltiples eventos a lo largo del año que tiene la ciudad, como conciertos o teatro, que parece que son muy habituales.

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