miércoles, 16 de septiembre de 2009

Oslo

Llegué desde Milán al aeropuerto de Oslo Torp por la tarde y cogí un autobus justo enfrente del aeropuerto que me llevaba hasta la estación de autobuses de Oslo. El viaje fue largo, entre otras cosas porque el autobus tuvo que parar en mitad de la autovía debido a un fallo y tuvimos que cambiarnos a otro. El siguiente día comenzó con un paseo por la ciudad, que es la más habitada del país aunque con tan solo 876,400 hab., y viendo los edificios más emblemáticos de la ciudad como la Universidad, el Palacio Real, el Ayuntamiento (donde se celebra la ceremonia anual del Premio Nobel de la Paz), el Parlamento que está en el Palacio del Storting o el castillo y fortaleza de Akershus, desde donde se tiene una preciosa vista de la costa (foto). Después de comer, fui por la animada calle Karl Johans hasta la catedral del Salvador, después hasta la estación de tren y al jardín botánico. Para terminar el día y ya con bicicleta fui hasta Frognerparken o parque Vigeland, creado por el escultor Gustav Vigeland que muestra una exposición permanente de sus esculturas. Las más famosas son el Monolitten y el Sinnataggen o niño enfadado (foto) aunque para mi lo más llamativo es comprender el sentido del parque, que muestra la rueda de la vida. Después del parque di una vuelta tranquilamente en bicicleta por todo el puerto hasta llegar a la Opera, que tiene unas vistas bastante buenas y es enorme (foto).

Al día siguiente, estuve toda la mañana para ver la galería Nacional (Nasjonalgalleriet) y el museo de Historia, que eran gratis. La galería no era muy grande pero contenía alguna obra de famosos pintores como Picasso, Manet, Cézanne o El Greco, aunque la obra más conocida es "El grito" de Edvard Munch (foto). A mi la obra que más me llamó la atención fue un cuadro de Peter Nicolai Arbo, referente a la mitología nórdica, el cuadro se llama Åsgårdsreien y es de 1872. El museo de Historia por su parte era bastante grande y contenía una cantidad enorme de material vikingo, aunque la forma de exponerlo no me gustó mucho. Por la tarde fui a conocer Bygdøy, una pequeña península cerca de Oslo a la cual se puede acceder a pie o en barco, en el que fui. Una vez allí, pude ver que la zona es residencial, pero destaca por poseer varios museos, como el de los barcos vikingos, el Frammuseet o el Kon-Tiki, aunque yo preferí entrar en el museo folklórico, que representa casas del país, de todas las épocas, y donde está situada la iglesia de madera de Gol, del siglo XIII, trasladada hasta allí íntegra como todos los demás edificios del museo. Cuando salí fui por otro camino hasta el embarcadero, estuve un poco en la playa y para terminar el día volví en barco hasta el centro de la ciudad y di otra vuelta antes de ir a casa porque los museos cierran pronto, a las 17 o 18 horas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario